Una conferencia en Tashkent podría parecer lejana para América Latina, pero la cuarta Cumbre Global sobre la Economía Creativa celebrada en Uzbekistán reunió a una multitud diversa para discutir el potencial de la economía creativa en el desarrollo de los países. Con más de 14.000 asistentes, el evento resaltó cómo la cultura y la innovación pueden ser motores económicos, un enfoque clave para países de ingresos medios que buscan crecimiento sostenible.
América Latina tiene una rica tradición cultural que trasciende fronteras. Músicos como Shakira y cineastas como Alejandro González Iñárritu han alcanzado fama global, y hasta la gastronomía latinoamericana ha dejado su huella en ciudades desde Madrid hasta Marrakech. Sin embargo, pese a su talento y creatividad exportados, la región enfrenta un desafío importante: convertir este potencial creativo en un pilar económico que impulse el crecimiento local. Felipe Buitrago, ex ministro de cultura de Colombia, destacó este reto en la conferencia, señalando que aunque América Latina produce artistas y atletas reconocidos mundialmente, "gran parte del talento a menudo se exporta," dejando una brecha en la capacidad para generar valor económico sostenible.
Históricamente, las economías latinoamericanas han dependido de sus recursos naturales y de sectores extractivos. En muchos casos, el crecimiento económico ha estado vinculado a la explotación de materias primas, un modelo que, aunque rentable, tiene límites y vulnerabilidades. Según Felipe Buitrago, ex ministro de Cultura de Colombia:
"la economía creativa ofrece un camino más allá de eso al capacitar a las personas para transformar sus ideas en oportunidades de alto valor."
Este enfoque de la economía creativa implica dar a las personas herramientas para convertir su cultura y creatividad en negocios sostenibles, generando beneficios no solo artísticos sino también económicos que impacten a comunidades enteras.
La economía creativa no solo es un concepto interesante, sino un motor económico creciente. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que las industrias creativas y culturales generan 124 mil millones de dólares, aproximadamente el 2,2 % del PIB en América Latina y el Caribe. Aun así, estas industrias se caracterizan por altos niveles de informalidad.
Según Eliana Prada, experta en economía creativa del BID:
"aproximadamente una cuarta parte de los trabajadores de este sector son informales y otro 18 % trabaja solo de manera intermitente."
Esta precariedad laboral limita el potencial de crecimiento del sector. Para apoyar este desarrollo, los gobiernos deben encontrar maneras de brindar acceso a beneficios y financiamiento a trabajadores y pequeñas empresas creativas.
El evento en Uzbekistán también subrayó la relación entre economía creativa y sostenibilidad. Juan Carlos Monterrey, Representante Especial para el Cambio Climático de Panamá, destacó la conexión entre cultura y medio ambiente, especialmente en el contexto latinoamericano.
Monterrey enfatizó que "los recursos naturales dan forma a nuestras historias, tradiciones e incluso prácticas culinarias," una realidad que, en las comunidades indígenas, es esencial. La economía creativa se convierte así en una herramienta no solo para el desarrollo económico, sino para la preservación de las culturas y ecosistemas locales.
El enfoque sostenible también fue un tema central en la cumbre en Uzbekistán. En este país, donde las tradiciones arquitectónicas sostenibles están siendo revitalizadas, desde la producción de ladrillos hasta la recuperación de espacios abiertos, la economía creativa se convierte en un vehículo para enfrentar los efectos del cambio climático. Estos enfoques también son una inspiración para América Latina, una región que, al igual que Uzbekistán, busca formas de aplicar su herencia cultural en la construcción de un futuro resiliente.
A nivel global, las tecnologías digitales juegan un papel importante en la expansión de la economía creativa, ofreciendo oportunidades para jóvenes de todo el mundo. Shermatov Sherzod Xotamovich, ministro de Tecnologías Digitales de Uzbekistán, subrayó que a través de la tecnología, se pueden crear empleos bien remunerados localmente y evitar la fuga de talento. Este es un mensaje relevante para América Latina, donde la emigración de talentos sigue siendo un problema.
Esta cumbre resaltó el papel de la economía creativa como un puente entre cultura, sostenibilidad y desarrollo económico. Para América Latina, capitalizar su potencial creativo y hacer de esta economía una vía de crecimiento sostenible puede ser una manera de romper con la dependencia de las industrias extractivas y superar la llamada "trampa de los ingresos medios".