La innovación revolucionó la industria del cine. ¿Podría hacer lo mismo con la educación?
Los objetivos importan más que los procesos
Por Michael J. Reitz
Publicado originalmente en The Detroit News, 17 de junio de 2025 y citado del artículo del Mackinac Center for Public Policy.
Un aficionado al cine que entraba a una sala hace 70 años no se imaginaba lo fácil que sería ver una película en 2025. En aquel entonces, si querías ver una película, tenías que llamar al cine, preguntar los horarios y luego manejar hasta allá.
Una gran innovación surgió cuando las películas empezaron a emitirse por televisión. Unas décadas más tarde, el videograbador (VCR) dio a las personas la capacidad de grabar contenido de la TV.
La industria del entretenimiento vio la oportunidad de innovar al darse cuenta de que la gente pagaría por ver las mismas películas en casa, una y otra vez. Así nació el videoclub. Ibas en coche a Blockbuster, elegías una película y la devolvías unos días después.
Netflix impulsó la siguiente gran innovación al enviar DVDs por correo a los hogares. Los clientes podían evitarse el viaje al videoclub.
Las placas tectónicas volvieron a moverse con el streaming, que borró del mapa a los videoclubes y redujo las visitas al cine. Hoy se puede ver prácticamente cualquier película jamás creada sin salir del sofá.
El objetivo de la industria del entretenimiento sigue siendo, esencialmente, el mismo: entretener mediante narrativas visuales. Pero el mecanismo de entrega no deja de cambiar. El producto es cada vez más rápido, mejor y más barato para el consumidor.
Este potencial de innovación no es exclusivo del entretenimiento. Otros sectores, como la educación pública, están igualmente listos para transformarse.
Hemos educado a los niños, básicamente, de la misma manera durante décadas. Se suben al autobús escolar, llegan al edificio público, se sientan en un aula con un maestro al frente. Los estudiantes pasan un número predeterminado de horas, días y años en clase antes de subir al escenario con su diploma en la mano.
¿Qué pasaría si pudiéramos educar a los niños por unos pocos dólares al día, en vez del promedio nacional de 17.000 dólares por alumno al año? ¿Y si el currículo pudiera adaptarse al estilo de aprendizaje único de cada niño? ¿Y si la escuela secundaria pudiera personalizarse según los objetivos de educación superior o carrera del estudiante? Cuanto más aprendemos sobre neurociencia, ciencias del comportamiento e inteligencia artificial, más plausibles se vuelven estas ideas.
El objetivo de la educación pública no tiene por qué cambiar, pero el mecanismo de entrega sí podría hacerlo.
Otro ámbito es el de los beneficios laborales. Ya no es común que una persona trabaje 40 años en la misma empresa, se jubile con un Rolex y disfrute de su pensión en Florida. Todavía ocurre, pero ya no es la norma. Hoy, la gente cambia de empresa o diseña una carrera como contratista independiente, aceptando trabajos o clientes según necesidad.
Pero lo que los trabajadores independientes ganan en autonomía y flexibilidad, lo pierden en beneficios laborales: seguro médico, jubilación, licencias, vacaciones pagadas. ¿Qué pasaría si los beneficios como la jubilación o el seguro médico fueran portables, como un plan 401(k), y no dependieran de un único empleador?
De nuevo, los objetivos seguirían siendo los mismos, pero podría cambiar el mecanismo de entrega.
Finalmente, los permisos. Gobiernos estatales y locales emiten permisos de construcción, laborales y ambientales. Cualquiera que solicite uno conoce la agonía de esperar.
¿Y si los permisos se aprobaran en minutos? La concesión de permisos podría revolucionarse si los incentivos de las agencias estuvieran alineados con una aprobación rápida. ¿Y si se asumiera por defecto que el permiso será aprobado, salvo que presente defectos específicos?
Todo esto exige un cambio de mentalidad. No es fácil, porque la nostalgia, la tradición y nuestras propias experiencias influyen en cómo imaginamos el futuro. Pero deberíamos preocuparnos más por el objetivo que por un proceso específico. Especialmente si ese proceso no está cumpliendo con el objetivo.