La transparencia salarial, es decir, la divulgación abierta de la información sobre cuanto uno gana, ha demostrado ser una herramienta poderosa para reducir las brechas salariales y empoderar a los empleados durante las negociaciones laborales. Para diseñadores como Lesley Carter, el acceso a esta información ha sido transformador. Cuando Carter se topó con la Hoja de Cálculo de Transparencia Salarial en Diseño Gráfico, pudo utilizar estos datos para asegurar un aumento de $5,000 dólares en su oferta de trabajo, un incremento sustancial que atribuye a tener una visión clara de lo que ganaban sus colegas.
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Esta hoja de cálculo, en la que más de 2000 diseñadores compartieron voluntariamente los detalles de sus salarios, se convirtió en un recurso vital para individuos de toda la comunidad del diseño. El documento incluye información sobre la edad, ubicación, nivel de habilidad, título del trabajo, género y raza, pintando un panorama completo del paisaje salarial en la industria. Esta transparencia ayuda a desmantelar el misterio que rodea la compensación, lo cual a menudo sirve como herramienta para mantener inequidades. Cuando los salarios están ocultos, los empleadores tienden a beneficiarse de prácticas opacas que les permiten justificar discrepancias con poca o ninguna supervisión.
El impacto de la transparencia salarial se extiende más allá de los pagos individuales. Fomenta un sentido de comunidad entre los diseñadores, reforzando la noción de que compartir esta información es un esfuerzo colectivo para apoyar prácticas más justas en toda la industria. Jens Schnitzler, un diseñador gráfico con sede en Berlín, reconoció la importancia de este conocimiento compartido. Después de analizar varias hojas de cálculo de transparencia, desarrolló una herramienta para hacer que estos datos fueran más accesibles y comprensibles, permitiendo a los diseñadores filtrar y visualizar la información salarial por título de trabajo, ubicación y otros factores. Para Schnitzler, la transparencia salarial no se trata solo de negociar salarios más altos para uno mismo, sino de asegurar que toda la comunidad de diseño se beneficie de prácticas de compensación más justas.
Sin embargo, el camino hacia la transparencia no está exento de desafíos. Las discrepancias salariales a menudo reflejan problemas sociales más amplios, como los antecedentes socioeconómicos de los trabajadores. Aquellos que pueden permitirse aceptar roles con salarios más bajos, a menudo provenientes de familias con mayores recursos económicos, deprimen inadvertidamente los estándares de la industria, dificultando que personas de entornos menos privilegiados ingresen y prosperen en la industria.
Un informe del Creative Industries Policy and Evidence Center en el Reino Unido encontró que una parte significativa de los trabajadores creativos proviene de familias con ingresos altos y estables, mientras que solo una fracción proviene de entornos de clase trabajadora. Esta división económica perpetúa un ciclo donde la transparencia salarial por sí sola puede no ser suficiente para nivelar el campo de juego.
A pesar de estos desafíos, muchos diseñadores han encontrado que la transparencia proporciona un punto de partida crítico para abogar por sí mismos. Courtney Cotton, una diseñadora de Nashville, Tennessee, utilizó los datos de transparencia salarial para negociar un aumento de $23,000 dólares al cambiar de trabajo. Para Cotton, saber lo que otros en su área con experiencia similar estaban ganando le dio la confianza para exigir un salario que reflejara su verdadero valor. Este tipo de empoderamiento es vital en una industria donde, tradicionalmente, muchos empleados, particularmente mujeres y personas de color, han sido mal pagados.
Incluso con la disponibilidad de datos salariales, persisten significativas brechas salariales en función del género, la raza y la capacidad dentro del campo del diseño gráfico. Una encuesta de AIGA’s Design POV encontró que los hombres en la industria ganan un promedio de $82,000 dólares anuales, mientras que las mujeres ganan $70,000 dólares, y las personas que se identifican como trans, agénero, no binario o de género no conforme ganan $61,000. Las brechas son aún más pronunciadas cuando se consideran la raza y la capacidad, con diseñadores negros ganando significativamente menos que sus contrapartes blancas, y aquellos con discapacidades ganando menos que los diseñadores sin discapacidades.
Para muchos, la capacidad de negociar de manera efectiva está ligada a la seguridad financiera. Algunos diseñadores descubren que, incluso con acceso a datos salariales transparentes, el riesgo de pedir más es demasiado grande. Este temor a menudo se ve agravado por otras presiones financieras, como la deuda estudiantil, que pueden dificultar que las personas luchen por un salario más alto. En estos casos, en lugar de sentirse empoderados, algunos trabajadores pueden sentirse más desilusionados, al darse cuenta de la medida en que son subvalorados pero sintiéndose impotentes para cambiar su situación.
A pesar de estos obstáculos, el consenso general entre los diseñadores que han accedido a estas herramientas de transparencia es positivo. La transparencia salarial tiene el potencial de mitigar parte de la explotación que es prevalente en la industria del diseño. Fomenta negociaciones más justas y puede llevar a estructuras salariales más equitativas.
Para la comunidad de diseño, los esfuerzos continuos hacia la apertura y la transparencia son pasos cruciales en la lucha constante por una remuneración justa y un trato equitativo en el lugar de trabajo.
Fuente: https://eyeondesign.aiga.org/why-pay-transparency-matters-in-job-negotiations/